Es que mi hijo nunca me obedece”. Si usted es de los que repite esa frase, ojo, está en problemas: puede ser que sus pautas de crianza no estén funcionando o que su hijo presenta problemas de salud.
Lo primero que se debe hacer es revisar la edad del pequeño, para confirmar que esté en la etapa de comprensión de palabras y de oraciones. Esta suele darse desde los 3 años de edad. Es por esto que es normal que antes de esta edad el niño no siga las recomendaciones dadas por los adultos.
Según el neurólogo pediatra Álvaro Izquierdo, a partir de los 9 meses los niños hacen caso a órdenes sencillas. Sin embargo, en algunas oportunidades desacatan la orden, porque están en la etapa de exploración y conocimiento, la cual se manifiesta con el tacto.
A partir de los 2 años los niños comienzan a entender las órdenes de los padres, pero es solo al cumplir 4 que ellos comprenden el verdadero significado de la obediencia.
A los 3 años, los pequeños empiezan a entender que la palabra NO cambia la estructura de la frase. Por eso, es necesario que los padres les hablen con frases afirmativas. Por ejemplo: en vez de decir “no agarres eso”, deben decirle: “deja quieto eso”.
Cómo lograrlo
Para conseguir que el niño sea obediente, también es fundamental explicarles a los hijos que siempre les deben hacer caso a los adultos con quienes quedan a cargo; los padres deben cumplir lo que prometen e inculcarles desde temprana edad las rutinas.
Con los hábitos, los menores se disciplinan en sus actividades y, de la misma manera, aprenden a obedecer órdenes de los mayores.
Sin embargo, el hecho de que un niño no cumpla una orden del padre, no quiere decir que sea desobediente. Si, por el contrario, el niño siempre se subleva, se debe revisar la causa de esta actitud.
El especialista Álvaro Izquierdo explica otras razones por las que un niño podría desobedecer: “Puede tener retardo mental, poca comprensión del lenguaje, déficit de atención o trastorno de posición desafiante”.
Si el caso es que en la casa es terrible y en el colegio un ‘santo’, o viceversa, se deben revisar las estrategias de educación. En alguno de los lugares están fallando con las pautas de crianza.
¿Cómo reconocerlo?
Un niño desobediente es aquel que hace pataleta, rabieta, situaciones de ira, que no hacen caso a las normas que le ponen en casa ni en el colegio, o que son voluntariosos.
Según Ana María Chapiro, siquiatra infantil, los padres y cuidadores deben aprender a determinar si el niño está haciendo una rabieta porque está cansado, o porque las jornadas escolares son muy largas.
“Una de las causas principales de desobediencia es que los límites de la casa no están bien implantados. Esto lleva a que los niños se sienten inestables y que no sepan hasta dónde llegar”, señala Chapiro.
Otro de los momentos usuales es cuando dicen que solo le obedece a la mamá. Si esto sucede es porque el niño no tiene claridad con la autoridad. Lo más importante es recalcarles a papá y a mamá que ellos son los que tiene la autoridad de crear estos hábitos y sobre el chiquito.
Pasos para establecer rutinas
* Cree una lista con las actividades y reglas más importantes: horarios de sueño, alimentación, baño, entre otras.
* Negocie las ocupaciones con los niños. Hay que comprender que las rutinas son un plan flexible y no unas normas rígidas.
* Acompañe a los pequeños en las primeras semanas de rutinas; de esta manera, ellos sentirán seguridad.
* Entienda que la rutina impera sobre el llanto del pequeño. Cumpla el horario de los hábitos. De esta forma se crea la disciplina en el pequeño.
* Enséñele que existen los turnos.
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